Proyecto Arte Cartográfico con participación de artista Lucía Boiani continúa recorriendo el país

Arte Cartográfico es un proyecto impulsado desde el programa Rutas Culturales y Creativas. Consiste en la creación de mapas conceptuales artísticos que dan cuenta de la diversidad cultural de diferentes regiones y localidades del país. Allí coexisten los datos cartográficos objetivos, entretejidos con las miradas artísticas sobre los lugares.
Lo particular de este proyecto es la participación de una artista que si bien nació en Montevideo la podemos considerar sarandiense, el caso de Lucía Boiani Fernández, además del inicio de una gira de presentaciones a nivel país.
Desde el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) se presenta esta nueva cartografía que nos ofrece una visión diferente de los territorios, ampliando así sus horizontes de significado, a la vez que permite dar cuenta e incorporar en ella diversos aspectos relativos a las identidades locales.
Los artistas fueron seleccionados por llamado público. Cada llamado fue realizado dividiendo el país siguiendo la regionalización utilizada por la Red Nacional de Directores de Cultura. En cada mapa conviven nodos, definidos en conjunto con cada intendencia, identificados y relevados por los propios artistas. Estos nodos son puntos específicos de relevancia cultural, pueden ser edificios históricos; esquinas, de una ciudad, en la que se reúnen jóvenes y crean nuevas expresiones culturales; lugares de encuentro cultural con años de historia; espacios culturales tradicionales o novedosos; el lugar donde nació un artista, o donde murió, la carga simbólica es siempre importante. De esta forma se busca generar nuevas y más ricas narrativas sobre nuestra identidad.
El proyecto se llevó adelante a través de convocatorias públicas a artistas visuales, diseñadores e ilustradores, desde 2021 hasta 2023 cubriendo las 19 capitales departamentales.
Se han generado muestras itinerantes de los mapas en centros culturales de distintos puntos del país. Actividades lúdicas, con estudiantes de secundaria, a partir de los mapas de sus ciudades, donde se propone un juego de exploración urbana/cultural, actividades de presentación donde los artistas dan cuenta del cómo, por qué y qué problemas tuvieron, qué descubrieron, etc.
Los artistas son Amparo Bengochea de Melo, Andrea Borrazás · Rocha, Cecilia Astiazarán · Montevideo, Diego Bianchi · Ciudad de Colonia, Felipe Echevarria · Minas, Gastón Chavát · Ciudad de Durazno, Jorge Mato también desde la capital del país, Julia Saldain · Fray Bentos, Lucía Boiani · Ciudad de Florida, María Concepción Maco Algorta · Trinidad, María Florencia Rodríguez Franco · Ciudad de Canelones, María Laura Carrasco · Tacuarembó, María Sofía Azambuya · Salto, Mariel Fonsalía · Ciudad de Paysandú, Paula Martínez · Maldonado, Ricardo Sarachaga · San José, Rodrigo Camy (Levedad) · Mercedes y desde Artigas el artista Tabaré Ferrúa.
Sobre mapas y arte
La necesidad de representar el mundo y orientarse en él, la búsqueda de sentido, es constitutiva del ser humano, “un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido”, según Clifford Geertz. Así, los mapas han acompañado y acompañarán a la humanidad en su viaje en el tiempo.
Generalmente reconocemos los mapas como instrumental técnico, herramientas que adquirieron relevancia por su utilidad en términos administrativos, comerciales y militares. A través de la historia, gracias a conocimientos matemáticos y astronómicos, en ellos se fueron incorporando nociones tales como distancia, meridiano, paralelo, altitud, latitud, en una perpetua búsqueda por representar con exactitud el mundo físico. De esta manera imaginamos a los mapas como neutros y, en cierta forma, fijos, inamovibles. Acorde con esta mirada se ha caracterizado a la cartografía como la ciencia que estudia los métodos y sistemas para representar una parte o la totalidad de la superficie terrestre.
No obstante, los mapas importan mucho más que la mera presentación de cuestiones geográficas y científicas.
“Los mapas también han sido vehículo de ideas, valores, representaciones y prejuicios que responden a su tiempo y a sus autores. En muchos mapas antiguos encontraremos la ciudad sagrada, centro del universo o puerta entre mundos, ocupando el centro del mapa y a partir de ella se desarrolla todo lo demás. En otros, aún con los cuidados y precisiones técnicas de cada época, encontramos elementos asociados más o menos fantásticos o caracterizando aspectos de los territorios exóticos o desconocidos, revelando los miedos e imaginería de una época”, se presenta el proyecto desde su categorización.
La edad de oro de la cartografía (SXVI-SXVII) se caracterizó por el inusitado refinamiento en la elaboración de mapas por parte de grabadores europeos. Esto no solo remite a la recuperación de conocimientos olvidados y las mejoras técnicas, propias del Renacimiento, sino a la calidad y expresividad artística alcanzada: el tratamiento del color, la rotulación de textos y títulos, la presencia de heráldica y escudos de armas, diferentes detalles decorativos, guardas y bandas e incluso el resaltado en oro de muchos de estos elementos. Todo ello convirtió a los mapas en verdaderas obras de arte, atesoradas ayer y hoy.
“De esta manera, los artistas seleccionados abordaron diferentes territorios en clave cartográfica procurando dar cuenta de sus localidades a través del arte, recuperando en cada mapa aspectos patrimoniales e histórico-culturales significativos para quienes habitan estos lugares. Cada artista, con su particular impronta, procuró representar aspectos característicos de la identidad local, de aquello que conforma el nosotros de cada comunidad.
Sin embargo, todo mapa incluye a la vez que excluye. Es por ello que estos mapas no pretenden ser espejos. No buscan abarcarlo todo, decirlo todo, ni sancionar una visión sobre el territorio”, se explica.
En las muestras itinerantes, que recorrerán toda la amplitud del país, el espectador podrá abordar los mapas como textos. Es decir, comprenderlos en tanto sistemas de signos no verbales cuya decodificación reclama la interpretación antes que la mera lectura literal. He ahí su potencial, concluye la invitación.

Lucía Boiani, diseñadora que resignifica conceptos
Lucía Boiani estudió diseño gráfico mientras aprendía a diseñar libros en Casa editorial HUM, donde trabaja desde 2012. Como portadista editorial, diseñó más de un centenar y medio de cubiertas de libros para distintas editoriales uruguayas y multinacionales. Ha colaborado con ilustraciones en las revistas Lento, Tribu, Sotobosque y ERM, en el blog Miramamá, y participado en exposiciones colectivas de diseño y artes gráficas, con Menciones de Honor en el concurso de Afiches del Premio Nacional de Artesanías y en el de la Feria internacional del libro de Montevideo, y formado parte de la exposición de la Bienal del Cartel de Bolivia.
Socia de Estudio Clave durante los años 2020 y 2021, dedicado al diseño cultural y social. En 2021 formó parte del programa Mentorías del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.
En 2022 dictó clases de diseño gráfico en la Licenciatura de Artes Visuales de la Universidad Católica del Uruguay. En 2022 expuso una selección de su trabajo en la muestra individual Arte de tapa. Actualmente reside en la ciudad de Madrid, España.